UNA CASA EN VARIOS VOLÚMENES: VIVIENDA DE FIN DE SEMANA EN PEDRAZA
Lara y Juan nos confiaron el diseño de su segunda residencia en Rades de Abajo, una pequeña localidad del municipio de Pedraza, con la particularidad de estar sujeta a protección como Patrimonio Histórico. El reto era diseñar una vivienda contemporánea, funcional y acogedora, que dialogase con el entorno rural y respetara las estrictas ordenanzas estéticas del lugar.
El programa requerido incluía salón, comedor, cocina, tres dormitorios, tres baños y un aseo, todo ello en un máximo de 150 m², límite de edificabilidad impuesto por la normativa municipal. Para dar respuesta a esta densidad sin renunciar a la claridad espacial y al carácter doméstico, optamos por dividir la casa en tres volúmenes articulados: uno, de planta única y diáfana, alberga la zona de día —salón, comedor y cocina—; otro, de dos alturas, contiene los dormitorios y baños —con el principal en la planta alta, acompañado de una pequeña sala de estar—; y entre ambos, un volumen menor que actúa como acceso, integrando el vestíbulo y el aseo.
Esta fragmentación en distintos cuerpos permitía reducir la percepción de masividad del conjunto, facilitando su integración en el paisaje y en la morfología del núcleo urbano tradicional. Al mismo tiempo, la organización interna favorece una clara separación entre usos de día y de noche, sin perder la conexión entre estancias.
El diseño exterior responde a las exigencias estéticas del entorno protegido: muros de carga marcados y texturas que remiten a la arquitectura vernácula. El volumen del salón se resuelve con mampostería de piedra vista de la zona, mientras que el de los dormitorios se reviste con un revoco en tonos terrosos, en armonía con la paleta cromática del lugar. Ambas cubiertas, a dos aguas con teja cerámica colocada “a la segoviana”, presentan directrices giradas 90º entre sí, aportando dinamismo a la composición sin romper su coherencia. Para la estructura de cubierta se optó por una solución de madera vista, que remite a las técnicas tradicionales y aporta calidez y carácter al conjunto.
En el interior, los acabados modernos se combinan con elementos de inspiración local, buscando un equilibrio entre confort contemporáneo y calidez rural. El resultado es una vivienda pensada para el descanso y el disfrute, que se inscribe con naturalidad en el territorio y en la historia construida de su entorno.
Lara y Juan nos confiaron el diseño de su segunda residencia en Rades de Abajo, una pequeña localidad del municipio de Pedraza, con la particularidad de estar sujeta a protección como Patrimonio Histórico. El reto era diseñar una vivienda contemporánea, funcional y acogedora, que dialogase con el entorno rural y respetara las estrictas ordenanzas estéticas del lugar.
El programa requerido incluía salón, comedor, cocina, tres dormitorios, tres baños y un aseo, todo ello en un máximo de 150 m², límite de edificabilidad impuesto por la normativa municipal. Para dar respuesta a esta densidad sin renunciar a la claridad espacial y al carácter doméstico, optamos por dividir la casa en tres volúmenes articulados: uno, de planta única y diáfana, alberga la zona de día —salón, comedor y cocina—; otro, de dos alturas, contiene los dormitorios y baños —con el principal en la planta alta, acompañado de una pequeña sala de estar—; y entre ambos, un volumen menor que actúa como acceso, integrando el vestíbulo y el aseo.
Esta fragmentación en distintos cuerpos permitía reducir la percepción de masividad del conjunto, facilitando su integración en el paisaje y en la morfología del núcleo urbano tradicional. Al mismo tiempo, la organización interna favorece una clara separación entre usos de día y de noche, sin perder la conexión entre estancias.
El diseño exterior responde a las exigencias estéticas del entorno protegido: muros de carga marcados y texturas que remiten a la arquitectura vernácula. El volumen del salón se resuelve con mampostería de piedra vista de la zona, mientras que el de los dormitorios se reviste con un revoco en tonos terrosos, en armonía con la paleta cromática del lugar. Ambas cubiertas, a dos aguas con teja cerámica colocada “a la segoviana”, presentan directrices giradas 90º entre sí, aportando dinamismo a la composición sin romper su coherencia. Para la estructura de cubierta se optó por una solución de madera vista, que remite a las técnicas tradicionales y aporta calidez y carácter al conjunto.
En el interior, los acabados modernos se combinan con elementos de inspiración local, buscando un equilibrio entre confort contemporáneo y calidez rural. El resultado es una vivienda pensada para el descanso y el disfrute, que se inscribe con naturalidad en el territorio y en la historia construida de su entorno.
La gran puerta acristalada del salón se abre directamente hacia una pequeña piscina ubicada en el jardín, un elemento que los clientes nos solicitaron expresamente para disfrutar de un espacio de baño y refresco durante los calurosos meses de verano. Esta conexión directa con el exterior amplía visualmente el interior y refuerza el carácter relajado y vacacional de la vivienda.
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En la zona de estar del salón incorporamos un amplio ventanal orientado hacia el paisaje, generando una apertura franca al entorno natural. Esta gran abertura no solo permite disfrutar de las vistas hacia la dehesa y el horizonte rural, sino que inunda el espacio de luz natural y acentúa la relación entre el interior y el exterior.
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Entre los dos volúmenes principales de la casa se dispone un pequeño patio al aire libre, conectado directamente con la cocina. Pensado como un espacio íntimo y protegido, resulta ideal para comidas y cenas al aire libre, especialmente durante los meses templados. Este patio actúa también como pulmón intermedio entre los cuerpos construidos, favoreciendo la ventilación cruzada y el disfrute del exterior desde el corazón de la vivienda.
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Los dos volúmenes principales —el de los espacios de día y el de los dormitorios— se conectan mediante un volumen más pequeño que acoge el vestíbulo de acceso. Este cuerpo articulador organiza la circulación de la casa y marca una transición clara entre los distintos usos, aportando ritmo y variedad al recorrido espacial.
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El dormitorio principal, situado en la planta alta, está presidido por la estructura de madera vista de la cubierta, que aporta calidez, textura y una sutil referencia a las técnicas tradicionales de la arquitectura local. Una ventana balconera enmarca las vistas hacia el paisaje, permitiendo que la luz y la naturaleza entren como parte activa en el ambiente interior.
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Desde el dormitorio principal se disfrutan unas vistas privilegiadas hacia el paisaje de dehesa típico de la zona, salpicado de encinas y grandes bolos de granito. Esta relación directa con el territorio refuerza el carácter sereno y contemplativo del espacio, pensado como refugio y lugar de descanso.
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Para los baños elegimos una combinación de azulejos rústicos con un sutil toque de color, que aporta frescura y personalidad sin perder la referencia a los materiales tradicionales. Estos revestimientos se complementan con detalles en madera natural de acabado rústico, junto a griferías y lavabos en negro mate, creando una atmósfera equilibrada entre lo contemporáneo y lo atemporal.
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